domingo, 18 de diciembre de 2011

Seis a Nueve


Dame un beso de fuego,
si deseas te pertenezca.
Otro de humo,
en el cual me desvanezca.
Beso de pasión sublime,
a mi alma enternezca.
Un beso nuevo cada noche,
que a ninguno se parezca.
Tus labios hablan en húmedo silencio.
Suspiro con tu aliento en cada beso.
Bajando despacio de tu boca,
dejando un rastro de besos,
sin prisa voy y regreso,
de tu cuello a tu pecho.
Se agita incontrolable
tu vientre cuando lo beso.
Pétalos de piel,
en el centro de tu mundo,
los atrapo en un beso profundo,
sacia mi sed, tu magma de miel.
Inhiesta la respuesta;
nos besamos, cerrando el círculo,
bebiéndonos la entraña,
con paciencia, con maña.