jueves, 8 de diciembre de 2011

Tinta y papel.
Sangre y piel.
Ilusiones de oropel.
De la noche a la mañana
(¿o del alba al ocaso?)
entre intentos y fracasos.
Una hoja que lastima,
con su pureza tan intacta,
a mi ansia e ignorancia.
Otro boceto obsoleto,
de mi pobre pensamiento.
¿Acaso la hoja no tiene la capacidad de escribir en mi mente?
¿Dónde hallo la tinta para engendrar una idea?
Imágenes dormidas, palabras en suspenso.
Mente en blanco, manos mudas.
Una piel tersa, que seguirá a la espera.
Me siento mal en esta ausencia.
Árido, vacío, solo: olvidado,
las musas me han abandonado.
Y en las calles no abunda la inspiración
y en el aire no viaja la inspiración
¿dónde habita la inspiración?
Este largo momento,
envuelto en silencio,
sin lluvia ni viento,
afuera todo está quieto,
tarde de otoño.
el frío se torna intenso;
de nuevo miro la luna,
espero y no duermo,
perdido en lentos,
oscuros movimientos.
Sueño despierto.