viernes, 4 de febrero de 2011

Oscuridad,
soledad,
la noche va dejando la ciudad,
se despide con frialdad,
un día menos de mocedad,
otro para enfrentar la realidad,
con emociones sin edad.
Encadenado,
aburrido,
a la rutina vuelvo urgido,
mientras estoy distraído,
descanso no pido;
el ocio,
del necio,
mal negocio.
Y de nuevo iré a luchar,
sin saber aprovechar,
negándome a escuchar.
Vacío,
hastío,
un recuerdo tardío,
me dice que nada es mío,
con amargura me rio,
a la prudencia desafío,
mas una inocente sonrisa,
que su llegada no avisa,
me guía bondadosa sin prisa.
El presente me tiene inerme,
en el pasado no quiero verme,
hacia el futuro intento moverme.
El instinto también se equivoca,
buscando ansioso se desboca.
Somnoliento,
hambriento,
reincido en el vano intento,
de sentir un deseo despierto.