miércoles, 29 de diciembre de 2010

Un día me enteré de que tú ya estabas antes de mi llegada, pero hemos crecido y cambiado juntos. Te he caminado, me has dado trabajo, te he visto convertirte en pocilga y en palacio, te vi ser rescatada de escombros, llorando ensangrentada, levantarte y seguir en marcha; te admiro luciendo tus galas en temporada, bailando veleidosa, en medio de ebrios temerarios con ánimo beligerante. Eres posada permanente de almas errantes, eres un mundo complejo, diverso y absurdo, todavía paraíso donde mueren y nacen ilusiones, eres también infierno de los inadaptados, pobres pecadores, transgresores de la norma. Tú prole se fue multiplicando sin control, reduciéndose el espacio entre tanta gente, con ruido ascendente, hacinamiento sin razonamiento, algunos colgados de tus faldas, otros arrancándolas, aquellos buscando protección, estos deseando mancillar tu esencia esperanza, caridad, prosperidad, dejarte, a ti sola, en la soledad del valle, hendir tus entrañas, contaminar tus aguas, cubrir tu original belleza con figuras casi perfectas de mármol blanco, abusar de tu pureza al punto de extinguirte. Habrá quien te defienda, armando alma y manos de violencia, clamando a los cielos la fuerza para resguardarte; habrá quien te robe, habrá quien te ofenda y mate la paz en las calles; habrá quien te de la espalda, te deje rota, hambrienta y enferma. Será ese tu destino o quizás explotes o te hundas para quitarte el mal que no pediste. Quisiera transformarte, quisiera dejarte, alejarme de ti sin voltear, llevarme de recuerdo el paisaje más bello, la imagen más pura que guardo de tu cuerpo contrahecho, de tus pasillos de cristal, de tus paseos arbolados, de tus polvorientos lagos intoxicados, del efervescente hormiguero matutino, de la jornada ininterrumpida que te mantiene con vida, sostén de todos los hogares que te habitan.
Regresaré a morirme en ti, porque de mi nacimiento no recuerdo nada y quiero que tú seas la última imagen poblando mi vista.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Hace frío, no río, tirito,
me ataca el prurito,
con afán de iniciar un desmán.
Tristeza, carestía y soledad
juntas van.
Sin ganancia real, trabajar,
a medias descansar;
anhelando completar los deseos,
el empeño de la rutina es reo.
Ensimismado en la fila no veo,
al alma domada perder su apogeo.
Jugar distraído, lograr el olvido,
dejar un momento, el necio pensamiento,
de protestar y ponerme violento.
De preferencia volver a la inocencia,
establecerme en la paciencia,
dotado de empírica conciencia,
renunciar a vivir con indiferencia,
estimando exactamente cada experiencia,
aprovecharlas en práctica y sapiencia.
Borrar el error,
vivir sin temor,
hay poco dolor,
al salir del sopor.
Me levanto y bajo mis pies
el mundo sigue rodando,
camino en sentido contrario,
una multitud de adversario,
¿quién anda al revés?

jueves, 23 de diciembre de 2010

Olvide olvidarte, dejarte sentada en esa banca del parque, caminar por las calles de nuestra vida juntos, sin recordarte. Despertarme a media noche y no sentirme perdido tratando de tocarte, levantarme a prisa para esperarte, prepararte el café caliente cada mañana, hacer continuas pausas en el camino para abrazarte e ilusionado con encontrarte después de la jornada, verte marcharte, mientras volteabas mandándome un beso que el viento siempre quería robarme. La canción de tus palabras, suena en los pasillos atestados de recuerdos abandonados, tus ademanes cuelgan en las paredes, ecos visuales de tu lejana presencia, Tú en todas partes.
Me acorde de que una vez en tu interior me había sentido y hoy esa sensación ya no la olvido. Mis manos aborrecían tu ropa, mientras nos envolvíamos en suspiros, reducíamos el espacio entre nuestros cuerpos estremeciéndonos en el silencio. Vives conmigo, en mí. Caminas alrededor, por dondequiera que volteo, en la figura de otras personas, en su risa, la charla, en la calma y la prisa de los compañeros de camino, te veo. No es necesario soñar para evocarte, atraerte, sentirte y tenerte presente hoy que estás ausente. Me acompañas mientras voy, al llegar y en el regreso. No te permito alejarte aunque tu recuerdo me deje desamparado. Te veo observarme, escuchas lo que de ti clamo en silencio, corro detrás del viento para alcanzarte, furtiva sombra.
Procuraré abandonarte en algún lugar, pero en mis pensamientos habré de conservarte.

domingo, 19 de diciembre de 2010

En un momento del que no existen pruebas, súbitamente algo nos unió, la fuerza del deseo nos llevo a un paréntesis de la eternidad, donde nos encontramos por primera ocasión. En la claridad de tus pupilas me pude mirar, mientras pendía como barro entre tus manos. Mas llegué a sentirme inmenso, a tu calor estrechado. Juntos, ahuyentando la oscura soledad de nuestros universos. Sentí tu corazón latir en mi pecho, me decías lo que pensaba yo, anticipándote a mis palabras. Flotábamos envueltos por la noche. Estuve en ti, un eterno instante, gozando la verdad de tu cariño. Aspiré el aroma inmaculado de tu desnudez, recorriendo la amplitud de tu regazo, nos recompenso el placer, renaciendo una y otra vez. Espontáneo surgimiento del entendimiento, mirando la quietud del tiempo, testigos fuera de este mundo nos vieron, apagaron luceros para no perturbar el silencioso movimiento, beso de dioses en el momento de nuestra pasión, creación de vida en el vacío, animada por el amor. Repentinamente siento frío, a la realidad despierta la tristeza, se origina el día más largo de mi vida, el mismo sol se levanta, no son tus ojos y yo tengo un vago recuerdo, en las manos rotas, en mi espíritu derrotado, del peso de tu ser. No estás, el tiempo se va. Fue pura invención de mi mente desesperada, sin intermedios, todo permanece en su lugar. Mis labios segregan hiel, añoran el sabor de la flor palpitante que atrapada en besos, se trocaba mariposa, revoloteando en la tibia humedad. No considero la muerte, tengo en mente volver a verte, nacer de tu aliento, hablarle de amor a tu boca, cuando vengas. Ejerzo el recuerdo y juego al prestidigitador con una parte muy sensible de mi cuerpo.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Yo amo la palabra.
Pan del alma.
No sólo la palabra amor.
Odio, también.
Se opone la palabra al horror del dolor.
Indudablemente me complico queriendo precisarlas.
Indefinibles emociones, habitan palabras ambiguas.


Perder palabras al tratar de atraparlas.
Amar las palabras, tener la calma para agarrarlas.
Pretender ver palabras en rostros de entrañas apagadas.
Me propongo entender los enseres que herede.


Amadas palabras, a veces amargas, parcas, jamás vanas.
Se meten en mentes rebeldes de seres vehementes.
Sólo los torvos no las abrazan, tontos, las apartan.
Viril, sin saña, infringir endebles leyes, armadas las almas, atadas a palabras, sacras, paganas.
Avasallarán las palabras a gentes de baja calaña, dementes herejes agachan la cara al ver pasar a la raza gallarda; ambos bandos harán honor a la palabra.
Gargantas amalgaman alabanzas, enternecen, aladas palabras les ven encenderse.
Elévense entes del éter, perseveren en el deber de crecer, per se.



Palabras de Silvio Rodríguez.

" El 15 de enero de 1970, todavía cerca de Lanzarote, a bordo del buque el "Océano", compuse primero "Palabras" y algo más tarde un exorcismo de la violencia llamado "El matador". Sólo nos faltaba recoger pescado del atunero "Alecrín", antes de poner proa a Cuba. Mi mejor amigo en el "Océano" era su contramaestre, Gregorio Ortega, alías "El Goyo", un hombre de muy buen corazón. Él fue el primero que escucho "Palabras", tributo a la sangre derramada y a los sueños postergados, nutrientes del hipotético día en que las guerras parecerán extrañas, a pesar de los fabricantes de promesas"


sábado, 11 de diciembre de 2010

Desorden, mente extraviada,
divagando en aislamiento.
Imágenes inexistentes,
de una vida intermitente.
Tiempo perdido vagando las horas,
encerrado.
Ocio, cuerpo desobediente,
voluntad incapaz.
Alternando entre el deseo
y la desidia.
Única constante:
la inconstancia, un día tal vez,
al otro probablemente no.
Coleccionando errores,
guareciéndome en temores,
montones de reproches,
en recuerdos acosadores.
Subir y llegar,
bajar sin desear regresar.
Estar impasible,
aunque imposible ser insensible.
Conceptos erróneos,
ideas descabelladas.
Soledad en medio de la solidaridad.
Sin perseverancia,
sumido en la vileza,
lleno de arrogancia,
carente de nobleza.
Eligiendo postración,
desechando comunicación,
generando aversión.
suprimiendo todo asomo de ilusión.
Aguardando hasta el hastío,
en un proceder negativo,
de nunca intentar,
sentirse perdido
y no buscar más.
Asusta arriesgar,
mejor esperar,
sin modificar.
Soñar,
tratando de provocar la chispa en mí.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Un poema de amor, con flores coloridas, dentro de un primoroso paisaje imaginado, el sol amarillo en plenitud, al cielo azul no le estorba ninguna nube, a la orilla del transparente lago una pareja camina desnuda, tomados de la mano, sobre la verde hierba empapada de rocío. El negro cabello de ella ondea al paso de la suave y fresca brisa, en sus pupilas color miel se pueden ver las cimas nevadas de una extensa cordillera que se pierde en lontananza, hasta confundirse sus reflejos argentados con las incandescentes cabezas de alfiler que tachonan la oscuridad sideral. Pero no permitas que tus ojos pierdan la perspectiva en dudosas esperanzas, mira bien quien camina junto a ella. Un poema de amor animado por los trazos de un pincel, cada color tiene vida propia, eternizada en tus fantasías. Aspiras el aroma de los colosales árboles que bordean el cristalino ojo de agua, te empapa la virtud de su pureza, arrebatado de pasión llegas al éxtasis en cada suspiro. Juventud y alegría se enlazan en una danza jubilosa; palpas la palpitación serena de este frenesí sensorial, trepando desde tus plantas se manifiesta la vida, eterna e incesante, colorida, fresca, benigna, nada más sabe nacer, reproducirse, crecer, volviéndose interminablemente plena. Colorida perfección, fragante armonía arroba tu respiración, inhalas la bondadosa alma vegetal; alucinaciones vitales se gestan en toda la extensión de la existencia, poderosamente se disemina la savia en infinitas formas, portentosas pero frágiles, acaparando tu asombro. Un poema de amor en el origen, un paraíso donde la noche no cae, mediodía sempiterno, ahí lo único que se siente correr es el viento. Ella y Tú, en medio de la naturaleza se sienten inmensos, solos en la pletórica eclosión de revelaciones fantásticas de vida, dentro del cuadro imperecedero, en un poema de amor.

martes, 30 de noviembre de 2010

La noche baja sobre ti acariciándote despacio, te cubre entera, escondiéndote de cualquier intención ajena, te aparta para ella sola. Hace que te pierdas a la proximidad de mis manos, te resguarda del instinto, me ciega, haciéndome tropezar en el camino a tu cuerpo, mientras aumenta el deseo. Pone a prueba la habilidad de mis pretensiones, te encierra en su silencio y me desafía a encontrarte en la mudez de sus aposentos. En las horas ciegas, tu respiración es la voz que busco para llegar a ti, pues eres invisible en el terreno donde la oscuridad te oculta, celando tu reposo. Pero mis celos animan las ganas y a tientas me acerco, sin desesperar recorro el camino que borró la noche. No quiero compartirte con las tinieblas, pienso cómo haré para apartarte de ellas cuando por fin nos reunamos, mas te sorprendo tratando de hallarme y entonces entiendo que la luz se ausentó de nuestro espacio para permitirnos ser sombras ávidas, en busca de una isla en éste mar de negrura. Ahora juntos, nos movemos sin complicaciones; simultánea cadencia, manos murmurando caricias, bocas sin palabras, piel en busca de piel, dos sombras empapadas fundiéndose en sensaciones, aprovechando que el vacio no tiene horizonte, con el potente palpitar de dos viscerales corazones, prolongamos el silente dominio de la indiscreta noche, que permite en su reino el estallido de soles.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Quisiera ser libre e ir a cualquier lugar, sin reparar en el esfuerzo, la distancia, indiferente a la soledad, viendo desde lo alto, exento de remordimientos, lo que dejo detrás. Ya sabes, como las aves. Mi valor se crezca ante la noche, los caminos ciegos se abran a mi paso, alejándome sin pena de lo bueno y lo malo, ni más rico, no más pobre que al dejar de desear, ha de ser mi fortuna poder llegar a cualquier lugar, carente de identidad, prejuicio o vanidad, desvergonzadamente pasar, sentirme a gusto al pasar, sentarme a degustar el ver pasar. Que todo siga yéndose aprisa y no me invada la irracional ansia de acelerar, olvidando lo elemental, empecinado en perseguir esas cosas imposibles de alcanzar. Quitarme el peso de querer tener, pero poder satisfacerme, retener sólo el aliento, la vista clara al hablar de lo que veo, hasta que mi cuerpo compruebe que aún en clima cálido, debajo la tierra es fría. Reír sin exagerar, no esconderme al llorar, disfrutar frugalmente hasta lo que consideraba trascendental, pues ninguna ambición se completa cuando la razón va repleta de impaciencia y desazón, se me amargaba el corazón, antaño, por la obsesión de lograr aparentar, pensaba que obtendría con la opulencia educación e inteligencia, paupérrimo atlas empeñado en avanzar sin decencia ni experiencia, sufriendo algunas vergüenzas por conducirme con soberbia, desdeñando las lecciones de templanza y humildad, que a pesar de mi insolencia, me dispensaron con amor, en la caprichosa infancia, entre familia y escuela.

Ausentarme sin avisar, las deudas saldar, el trabajo terminar, no portar corona ni arrastrar grillete, sólo de ida pagar el billete, espero que en cualquier sitio las bendiciones de mi Madre me alcancen y se revelen oportunamente los consejos de mi Padre; andar sin dudar por todas partes, aprendiendo nuevas artes, correr con los ríos, abandonarme en mares, extraviarme en ignotos parajes, parar sí es necesario las alas curar y nada añorar. Recordar que el lecho quedo preparado, por si un día el instinto decide el regreso al sagrado lar. Ya sabes, como las aves.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Y mientras tanto, transcurren los segundos, constante marcha, inasible elemento. Se suman formando días numerosos, incontables, perdidos unos, otros memorables, inolvidables; algunos gozosos, luminosos; tantos oscuros, parecen no haber sido vividos, están ahí inmóviles en las sombras de la negación, esperando el olvido, dan la impresión de querer borrarse, pero finalmente se han adicionado a la cuenta, como cualquiera de los demás que se han sucedido desde el principio. Los veo escaparse, todos juntos en muda procesión, a la región del recuerdo, han dejado su domicilio anotado en la memoria.


Algunos se extraviarán, camino a ese lugar, pero no se restan para restituirse en el futuro, son victimas del descuido al cambio de la inalterable sucesión de la luna y el sol, sin embargo sobreviven y saltan enérgicamente cuando un esfuerzo instantáneo los requiere. Lo que llamamos tiempo es estático, invisible, nosotros somos los que aparecemos, transitamos y después de una serie de eventos fortuitos o provocados, sin saber por qué, en un hecho irrepetible fuera de nuestro control, simplemente dejamos de ser y estar, en este sitio en el que todas las cosas, concretas y abstractas tienen nombre, se pueden situar, relacionar, con nosotros o entre si.


Ecos de imágenes, sonidos con forma, palabras parlantes, pensamientos que viven sin tiempo, tiempo que se desgrana donde nadie pretende sentirlo, se desangra en si mismo, vive de lo no vivido y del olvido. Presente descollando en lugares indefinibles, deshabitado, pero no por ser inhabitable, solo está porque es inimaginable. Explosiones silenciosas, se disocian, multiplicándose inconscientemente en un orden sin control. Se esfuman, es más duradera en las cimas la bruma. Es posible su modificación antes de la concepción, influirlas de albedrío domesticado, corregir el total fragmentándolo, un detalle alterado que no cambia visiblemente el resultado. No me refiero a la genética, es dialéctica. Difícil encontrar simetría en la biología, es cuestión de geometría. Navegantes de ensueños, se sumergen en profundas simas de boyas luminosas, sin explicaciones precisas de astronomía, navegan en istmos extensos, usando elementos diversos que parecen inconexos, mas entrañablemente vigentes desde los huesos hasta los besos, presuntamente generados en los sesos. Y ya inventado el método para registrar los sucesos, cada indefectible evento tiene su lugar y momento.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Azul desesperado, detrás de un gris plomizo; amarillo reluciente, reprimido, sintiéndose tibio. Verde cubierto por vital transparencia de lagunas polvorientas. Humo subiendo desde el negro sucio piso. Colores en pugna, atenuados por neblina, sofocados por la polución. Olorosos colores sueltan su alma al viento, aletean avivando los sentidos, vuelan hasta desvanecerse. Los colores florecen, clímax incontenible de alegres visiones, natural orden luciendo perfección. Sedosos colores, acarician sensaciones, pintan sonrisas en medio de la prisa, tapizando artificiales prados, pequeños ejércitos de color, haciendo frente al hastío del monótono ir y venir, multitudinaria presencia de matices. Los colores respetan el tiempo de la noche, se mecen delicadamente en espera de la luz, bajo el manto de la víspera. Resisten los colores al moroso otoño, bebiendo rocío, algunos solitarios adornan un estropeado sendero, viejo y olvidado, son como faros, su fulgor perenne contrarresta los embates, en el turbio movimiento de la vida citadina. La savia no reverdece de las secas entrañas del asfalto, se marchitan los colores, algunos deshojados, pisoteados en grasiento lodo perecen. Semillas que brotarán en increíbles colores, silvestre espectro terrestre, anáfora germinal sobrevive al hurto que le ha hecho la ciudad; en los lugares más imposibles se abre paso la naturaleza, planta rebeldes colores, en inverosímiles formas crecen. La vista no discrimina, en la breve paz de la contemplación, sin excitación, se embriaga con lo que Madre Tierra produce para su delectación.

viernes, 12 de noviembre de 2010


Este mes de Noviembre cumplo un año de mi entrada triunfal a Blogger, gracias a Querida La Mal por preguntarme, pues yo no tenía pensado mencionarlo. Al inicio y al final de este post, unas rolas que me gustan y -según yo- se relacionan con mi texto, de que manera, no lo sé, nada más denle play y bailen como yo bailé.

Consigue tranquilidad, sólo una poca, deberás continuar corriendo. Llena tu boca con ese sabor que te trastorna, es pasajero, requieres seguir comiendo. Otórgate descanso, no hay más remedio, es adictivo el arte de perecer viviendo. Parece inicuo el juego, pierdes tu tiempo tratando de resolverlo, eres un neutro más, relacionado con el bien y el mal. Extraviado en vericuetos de múltiples salidas, infernales oasis de tempestad y duda, también la mediocridad usa matices, pues siempre buscas algo más. Cuando tengas tramo delante al descubierto, no vaciles en avanzar, porque ha de durar un breve momento. Fantasmas voraces te persiguen, has aprendido a esquivarlos, sin embargo por más atajos que inventes, no puedes evitarlos. La pulcritud no es cosa tuya, rudo de lenguaje y maneras, malhumorado consuetudinario, cuando lo juzgas necesario, usas el disfraz de cordialidad. Interrumpes lo importante, por espejismos exultantes, apariencias que distraen, risas huecas en exageradas muecas. Criticas mordaz y punzante, permaneces expectante, buscando el talón, para poder burlarte. Dando bruscos giros, desubicado, es tan desalentador despertar y encontrar lo mismo de ayer, hoy también, tener la seguridad de que mañana será igual. Siempre idéntico escenario, los limites sin variaciones, emociones deseando libertad. Vas perdiendo el miedo y quieres saltar, traspasar la pared, destrozar el umbral que te devuelve al mismo sitio; los puños adoloridos de tanto golpear, no pueden evitar dejar escurrirse a la oportunidad, pero ahora sabes improvisar, enmendar, con pocos reproches continuar. No se nota tu esmero en el resultado, pero sabes lo que te has empeñado en el proceso. La aprobación no es tu ambición. Sabes que después de todo puedes fallar, caída libre con precaución, bordeando el vacío, logras la evasión y sonríes. De esas pequeñas mañas ya no te apañas, es momento de desaprender algunas inútiles cosas, te dices resuelto. En meandros inasibles te extravías, al desplazarte con soltura en los reales. Eres esa aparición intermitente, persiguiendo transeúntes, azar sin tino, el que vino y regreso, el seguro al saberse perdido, otro acongojado por estar contratado, una ordenando al pasado descuidado, la que besa ilusiones mientras tacha decepciones, la de experiencia inservible; la soledad callada sin aviso tararea canciones casi olvidadas, recuerdos, esperanza, indiferencia y silencio, el día es tan largo como lo sea tu resistencia al sueño. Si tan sólo pudieras mirar lo que hay debajo cuando vuelas, sin sentir vértigo.



A los ojos que me miran no los puedo ver, las manos que me tocan están lejanas, mas sin importar distancia la risa celebra, anula espacios empatando el tiempo, uniendo similares pensamientos en un fraternal sentimiento.
¡¡GRACIAS A TODOS!!

lunes, 1 de noviembre de 2010



Otra rola de "Rockdrigo", adecuada para estos días, en los que México entero celebra a sus muertos.
Donde quiera que sea, mejor se encuentren:
Daniel Hernández,
Enrique Arochi,
Epigmenia Serrano,
Hesiquio Jaime,
Teodora Ramírez,
Rodrigo Huerta,
Lourdes Vieyra,
Ivette Rivera,
Erasmo Huerta,
Javier Huerta,
Francisco Huerta,
José Huerta,
Calixto Serrano,
Ramón Serrano,
Sirenia Serrano,
Candido Monroy,
Rubén "El Poochie",
Alberto Montes de Oca
y por supuesto
Rodrigo "Rockdrigo" González.
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Un dormir eterno sin sueños.
Hacerse polvo irremediablemente.
Volver a donde nunca nos dimos cuenta de haber partido.
Partir cerrando los ojos, débil la voz, en medio de consternación, olvidados o en el paredón.
No quiero sentir que muero, no quiero temer morir, no mueran mis sentimientos mientras yo siga viviendo.
Tal vez con la edad se vaya el miedo, que me hace estar atento, por lo menos cuando estoy despierto, andando hacia una muerte sin fecha, sumando edad, errando, reprochándome, aprendiendo a resignarme; ya cuando llegue mi último momento, deberé morir sin sufrir.
La muerte trae el final mas no avisa, sea que lo tomemos con calma o nos movamos aprisa; dilapidando en amarguras la vida o exaltándola entre festejos y risa.
Condena inevitable, quizá por eso nacemos llorando y crecemos ensayando formas de regocijarnos, aprendiendo lo indicado.
Muerte es un puente entre sentirte y perderte sin referente.
El hombre pregunta, intenta disipar sus dudas, fuera de lo conocido un silencio inconmensurable le circunda, es la muerte que no responde ni duda en callar al hombre y sus preguntas.
Dicen que es necio ocuparse de este pensamiento, en tanto dura el aliento, porque se desperdicia el tiempo, pues de ese evento, ningún mortal está exento.

sábado, 30 de octubre de 2010


Volvieron las nubes a la Ciudad, son muy grises, el viento es débil, no puede arrastrarlas; además son muchas, han ido amontonándose a lo largo de la mañana y por la tarde volvieron a formar esa pesada cortina que impide al sol ensañarse con el mobiliario y los desprevenidos habitantes. Si permaneces suficiente tiempo en las calles, podrás darte cuenta de los cambios: las sombras caminan despacio, la completa demolición de un edificio que amenazaba con desplomarse sobre los peatones, entraron los niños a la escuela, el trabajo ordenado de muchas personas para decorar una avenida principal, poco a poco han cubierto el negro pavimento de natural anaranjado. Salieron los niños de la escuela, una construcción en la cual avanzan rápidamente, suma dos pisos más a su altura; no puedes evitar perderte en los escenarios eclécticos de esta urbe señorial y miserable, majestuosa pero ajada, de noche sórdida, de día atestada, asustada, con sus vagos elegantes, pordioseros que obsequian dinero, payasos que dan lástima, personas de corta edad vendiendo el cuerpo y el alma, estridencia visual ¡cuántos contrastes la vista abarca!
Déjate llevar, el viento trae palabras de personas sin rostro, no las escuches, pon atención a sus ademanes, ve con ellos en pequeños espacios, breves instantes; cuestionan, responde, practiquen juntos monólogos impersonales.
La Ciudad le da la espalda al sol, dentro de unas horas la luna lucirá más hermosa que en días pasados, pero ni un solo loco podrá admirarla; amenazada por catástrofes y bandidos, deberá pernoctar con un ojo abierto, la somnolencia hace que todo parezca más lento, los bailes se antojan eternos, malabaristas dominan al fuego, humo rancio y vino barato envilecen el juego, el pudor yace intoxicado, la lujuria camina voluptuosamente, lanza besos, viste entallada mostrando el indicio de un gozo que exige precio, nada de coqueterías ni lances de caballero, el pecado hace negocios en trato directo. La noche tomó demasiadas copas, sus carcajadas no son de júbilo, suenan a burla, vulgares; la muerte le ganó esta mano y ha salido a cobrar sacrificios sin altar, aplaca su sed bebiendo lágrimas, pero no se sacia, jamás descansa, al siguiente segundo va por más sangre y dolor, trabaja turnos completos, a la luz o en la oscuridad.
El sueño pide su tiempo, ya no encuentra encanto en los disfraces, las máscaras se han despintado tornándose muy pálidas, vomitan incoherencias y se sienten desprotegidas, procuran ser discretas al no saber porque de pronto temen, se sienten vulnerables ante remordimientos falsos. Prenden un nuevo cigarro, apuran otro trago, aspiran profundamente blanca combinación, logrando fugaz tranquilidad, las caretas caen para ser destrozadas debajo de calzados caros, vuelven los brindis y la risa, melódicamente el estruendo hipnotiza, danzas desinhibidas, concupiscentes sonrisas. Corderos con colmillos atraídos por una ninfa sensual, sirenas fuera del agua embriagando los oídos de rudos tontos, con deliciosas promesas de cumplir deseos, todos prestos a jugar el juego de olvidar que el respeto a uno mismo no se consigue con dinero. Después, con jactancia afirmarán haber tenido al espíritu de la vida rendido entre sus brazos, hechizado por sus palabras, seducido por sus maneras. Esclavizándose a vicios no a placeres, profanándose mutuamente.
Un par de horas más y la noche dormirá, se reanuda el movimiento, unos vienen y otros van, no importa cual es cual. En medio de la obligación de seguir, amanece, la Ciudad bosteza ansiosa, observa a algunos hacer de un asiento el mejor lugar para dormir; el mercado abre temprano, al paso de la gente ofrece agradables olores, la prisa corre en pies y motores, la luna no le hereda al sol su tranquilidad, ni por estar expuestos hacemos caso a la autoridad, empeñados en lograr cada uno su meta particular, perdiendo de vista que acudiremos todos juntos a la misma cita, en el mismo lugar.
Trato de hacer la señal de la cruz sobre mi cuerpo, aturdido por el cansancio dejo a medias el movimiento, aparco junto a un parque, siento el viento fresco mientras me deleito sorbiendo un café caliente, doy gracias por haber transitado con bien esta transición. El viento se ejercita a temprana hora, baja furioso al valle pues no pudo nada contra las nubes, me entretengo en presenciar su lucha contra todo lo que se le opone, ulula amenazante entre árboles y edificios, con puños gélidos aprieta cuerpos y objetos, revuelve la basura, hace llover hojas que tapizan el asfalto, puedo escucharlas al caer y crujiendo bajo mis pies, bailaré con ellas cuando el aire las levante, si no ahora, quizá en cenizas, entre la basura.
Sorprendida por el frío la Ciudad vive, acoge a sus hijos y bastardos, espléndido anfitrión, exigente patrón, consiente el ocio, invita a laborar, en las más grandes fiestas soporta el robo y la violencia, pasa de carnavales a funerales, crece hacia el cielo moderna Babel, se avejenta corrompiéndose revestida de oropel, se extiende sin orden; en ella, Mujer y Hombre viven dándose la vida, negándose, con fidelidad e hipocresía, solidarios e indiferentes; dentro de  estas arterias de trazo impreciso, se mueve un pueblo poderoso pero dividido, opulento y menesteroso, se mezcla, ordena y protesta; congregado en las calles para festejar o para reclamar, a diario sale desafiando la inseguridad, se agrupa, agrede y segrega, se manifiesta a gritos, a duras penas se reconcilia y tolera. La ciudad de los absurdos, repartida como un botín, conquistado sin sudor ni sangre, por farsantes diestros y zurdos, siguen haciendo mal uso del esfuerzo y los recursos de un pueblo que ya no confía en peroratas enfatizadas con ademanes teatrales, ni espera un Mesías, mucho menos milagros de televisión, pero que cansado de sobrevivir precariamente con un pobre poder de adquisición, carente de organización para recuperar sus derechos haciendo una nueva revolución, termina las jornadas laborales maldiciendo, buscando evasión, un poco de descanso y pervirtiendo sus valores en cualquier mundana distracción.
Es una olla. Un nido.
De hormigas, grillos, serpientes, ratas, mariposas, corderos, fenómenos y fantasmas.
Se moderniza desmoronándose, las manos que la maquillan, son extranjeras.
Santas piedras, escondidas entre gris cemento, austero pero opulento.
La nueva tendencia es la individualidad, para lograr el bien común, primero lucha solo, triunfa a como dé lugar, luego busca compañía (personal y laboral), aplaca tu instinto animal. ¿Incongruencia? No, es sólo otra creencia.
En los barrios y zonas residenciales, desde el cerro a las calles principales, turistas y peregrinos, prostitutas y rufianes, obreros, burócratas, advenedizos del erario público, profesionistas y estudiantes, ignorantes e intelectuales, héroes de goles celestes, amarillos, auriazules, una olimpiada y dos mundiales, mucha violencia, poco arte, carreras presidenciales, ídolos que no envejecen en películas y canciones, inútiles comicios electorales; yo, perdido en el tránsito, no puedo imaginarme a esta Ciudad ¿qué más le cabe?

domingo, 24 de octubre de 2010

Mi Lista de Sin Cuenta Cosas.


1. Seguir la recomendación de OTRO bloguero,
2. Asistir a una reunión,
3. Escuchar buenas noticias,
4. Escuchar malas noticias,
5. Pensar en la muerte,
6. Remordimientos recurrentes,
7. Apatía,
8. Dejarme llevar por los demás,
9. Dormir y despertar adolorido,
10. Bañarme de madrugada,
11. Admirar la luna,
12. Circular por las calles casi vacías de gente y autos,
13. Parecerle sospechoso a la Policía,
14. Conseguir algo que necesitaba,
15. Llegar puntual,
16. Comprobar que me esperaban,
17. Acercamiento total,
18. Afuera frío,
19. Adentro calor,
20. Sincronización,
21. Olvidarme de todo por unas horas,
22. Besar,
23. Lamer,
24. Jadear,
25. Complacer,
26. Egoísmo,
27. Regresar a la realidad,
28. Fingir,
29. Despedirme,
30. Volver a la calle,
31. Impaciencia,
32. Enojarme,
33. Dar servicio,
34. Hacer cuentas,
35. Desplazarme sin rumbo,
36. Admirar,
37. Hacer planes,
38. Dar un grito que espanta al miedo,
39. Desayunar,
40. Apurarme para que no me vean,
41. Volver a dormir muy incómodo,
42. Dolor de cabeza,
43. Contrariedades,
44. Pensar tonterías,
45. Obedecer órdenes,
46. Recibir llamada,
47. Quedar de acuerdo,
48. Poner buena cara,
49. Sentirme dividido,
50. Tomar una decisión,
51. Dudar,
52. Convivir,
53. Reír,
54. Discutir,
55. Callar,
56. Aceptar,
57. Aclarar,
58. Escuchar a los pájaros afuera de mi ventana,
59. Imaginarme en otra situación,
60. Recordar lavarme los dientes,
61. Seguir sintiéndome insatisfecho,
62. Creo que es momento de terminar esta lista…

domingo, 10 de octubre de 2010

La batalla es constante, con algunas pausas, forzadas por las mismas costumbres y el cambio de elementos para continuarla.

Por un lado, el que ha sido elegido como blanco de los sostenidos ataques, un Animal imperfecto, limitado; por fuertes razones no considera dejar el campo de batalla y es su presencia el motivo de que las Fuerzas Aéreas no cesen las incursiones.

La parte ofensiva, las F. F. A. A., es su naturaleza atacar, la supervivencia de su especie, están diseñados para irrumpir en cualquier lugar y lograr el objetivo a pesar de tener minúsculo tamaño; no importa si es a plena luz del día o en completa oscuridad, distinguen fácilmente cualquier distracción del blanco, su única desventaja es no poder ejecutar en silencio, compensan este pequeño defecto con una asombrosa rapidez, a veces indetectable para los radares visuales de la víctima, estos enemigos se mimetizan con la luz al realizar exactas evoluciones de reconocimiento y asalto, -además su vibrante aleteo confunde los sonares- se esconden, vuelan bajo, coordinados magníficamente para confundir a la presa.

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Lo dicho, el Animal se encuentra en el campo de batalla, abstraído en alguna labor, prácticamente inmóvil bajo la luz eléctrica, únicamente sus manos están en movimiento, hasta ahora resiste pacientemente las punzantes agresiones de las F. F. A. A. Ellos acometen sobre toda superficie descubierta, firmes sacudidas del objetivo les obligan a retirarse brevemente, alzan el vuelo esquivando algunos intentos de ser eliminadas.

El organismo ha sido dañado en varias zonas, hace un rápido inventario de las secuelas y se dispone a contraatacar, provisto exclusivamente de su ira y una pesada arma larga, ataque defensivo es su estrategia, pero priva el desorden en su intento. Ha caído la noche y debe procurar descansar, sus radares se comienzan a entorpecer, facilitando las maniobras del enemigo.

Se prepara a recogerse, cubre todo su territorio con una gruesa capa que lo protege del frío y del acosamiento de los pequeños kamikazes, está consciente de que en cuanto quede a oscuras y cubierto, su cabeza será blanco fácil para los sedientos suicidas. Se concentra en conciliar el sueño, sin embargo vuelven a la carga, en libertad, aliados a la ausencia de luz, planean zumbando temerariamente a ras de piel.


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Imposible resistir el asedio sin perder la paciencia. El Animal se levanta intempestivamente, blandiendo ridícula saeta, enciende la luz, los ubica, aporrea el aire, chusco e iracundo esgrimista sin tino. Las F. F. A.A. se dividen, unos replegándose mientras otros audaces continúan las embestidas. Poco a poco el Animal se despabila, animado por la desesperación logra dar caza a uno de los raudos elementos, sus radares funcionan ahora en óptimas condiciones, conoce bien el campo de batalla y comienza a recorrerlo ágilmente; al verlo en movimiento las Fuerzas Aéreas retroceden buscando escondrijos, sin embargo el escuadrón de dípteros no sospecha que este ha sido su último avance. El Animal logra asestar certeros golpes, la sangre queda untada en techo y paredes; ve caer lentamente los cadáveres que cazó al vuelo, diminutas y prodigiosas anatomías, pero en exceso hostigantes; diezmadas por la violencia del primitivo cazador que vive en el Animal, huyen desorganizadamente. Cerca de terminar con sus enemigos, redoblando saña y precisión, sin tomar respiro, decidido a terminar su dantesca obra, enardecido busca en todos los rincones, emboscando implacable a los supervivientes de las F. F. A. A.

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Después de la fragorosa reyerta, nuevamente a oscuras, completamente en silencio, ya restablecida su respiración, se toma unos momentos para cerciorarse de que los ha exterminado y satisfecho se dispone a dormir.

-Zzzzzzzzz

-Zum, zum, zum…

-¡Maldita sea!...

domingo, 26 de septiembre de 2010

A lo lejos una figura más que no distinguía, algo me hace fijarme en ella, desdibujada silueta recortando la bruma de antaño, agazapada detrás de la duda, afianzada a la frustración, reside en los resquicios de tiempos pasados, una presencia enterrada que sobrevive al olvido, fantasma evanescente, torturando la empedernida pasividad que me desquicia. Conforme se acerca la reconozco y el peso del pasado me clava en el piso, dejándome helado; a unos pasos pasa distraída, la esquivo, evitando llamar su atención, dirijo la vista al suelo y me siento extraviado, como al perder en un baile el compás.
Si la miro a los ojos, voy a desear rodearle la cintura con mis brazos, vivir el tiempo perdido, enmendar momentos donde estuve equivocado, decir todo aquello cobardemente callado.
Nunca supe explicar acertadamente lo que deseaba expresarle. Parapetado en mis yerros, cansada la vi marcharse.
Planes malogrados, suma de errores en un débil discurso de autoafirmación del que hace mofa la vida, desdeña a los pusilánimes.
Desvaneciéndose mi valentía, el azar me da la espalda, quitándome la humana posibilidad de errar al elegir, me pone enfrente una sola vía: seguir igual, sin opción de cambio.
Un tumulto de recuerdos copa los sentidos y todo se reduce a ella; el registro de su voz, los reconfortantes abrazos, la calidez de su cuerpo.
Atravesando los cristales borrosos de tantos años, nuestras miradas toparon; sorprendida momentáneamente titubea sin detenerse, mira al frente y sigue yéndose.
Todas mis posibilidades, se esfuman bruscamente y podrán pasar otros veinte. Obsesión recurrente de mi ser decadente, dejándome impotente.
Seguiré imaginándome la vida sin ella, representando la farsa diariamente, insistiendo en el esfuerzo de no complicarla, reincidiendo en reinventarla. Estoy sin ser, después de verla desaparecer. Es hoy tan ajena como antes y para siempre. El comediante llora mientras limpia su máscara, farsante construyéndose una nueva mentira en la cual sentirse a salvo.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Haciendo el ridículo, desubicado en el circo de tres pistas, desnudo, indefenso, sin guión ni apuntador. Mirándose al actuar, se aplaude, ríe con sus banalidades, se abuchea y  sigue debiéndose, sin darse un poco de tiempo. Su deseo era hacer la rutina, siempre simpática, de los payasos, sin embargo desde la cuerda floja cayó directo a la jaula de las fieras. Aprendió a rugir, necesariamente violento, mientras encontraba la manera de huir. Cada día fue perdiendo el miedo, siendo uno entre los demás, cordero aullando embravecido, sin identidad, profundamente confundido. Simulaba para no ofender, anónimo anhelando ser conspicuo. El escape fue fácil, natural dejar la careta y dar la cara al temor, en la primera noche fuera, sin ensayos ni poses. Observando en las mañanas el principio del camino, reticente al comenzar y en el transcurso fluctuando entre diversas emociones, obteniendo por pago una inquieta paz, insatisfecho, en ocasiones sintiendo como una condena el siguiente despertar. Robándole horas al sueño, pensaba tontamente viviría más; viendo al sol marcharse manchando las nubes, venciéndose a la negrura, mientras la temperatura aclimataba su ser entero al cero, contemplando templadamente al segundero en el cielo avanzar, en su pausada carrera sumando minutos, completando horas que pasaban en paz; observando a la pálida dama surcar el firmamento, transparentarse y ceder su lugar a la claridad. Despistado al reintegrarse al tumulto, reanudando la monotonía, extrañado de lo cotidiano, saludaba a la insalubre normalidad del caos estacionado. Conformándose con cosas sencillas, paralelamente el entorno se complica más. Buscando pierde, desesperado encuentra y recupera, corta calma en el incierto largo andar. Intenta arrebatarle a la vida todo lo soñado, recibiendo de ella únicamente rechazos, a fin de cuentas admite su total responsabilidad en el resultado de los días desperdiciados. A veces todo parece tan sencillo, en el gris, debajo del techo amarillo y regresa por más.



Nada más porque me gusta.
¡¡LA VELA SIGUE ENCENDIDA,
LA VELA RIFA!!

domingo, 12 de septiembre de 2010

El cronista antes fue espectador y protagonista. Hoy, se adjudica el rol de narrador, porque sabe, porque vio, ya en el blanco y en el negro transitó, ahora expresa sin tristeza ni rencor, con maestría, la dulzura y amargura de los tiempos que vivió. Es creativo, es creador, ignora si es el Diablo quien le dicta o si se lo inspira Dios. Sus huestes verbales se esparcen, vehemente elocuencia, haciendo alarde de humildad, para contar sus tropiezos y sus triunfos, despojado del afán de aconsejar. No ostenta títulos, ni existe palabra para nombrarlo, es humano nada más. Adquirió la habilidad de salir ileso de sus laberintos, después de profundas heridas y algunos desvaríos, que la templanza ha resarcido. No preciso mutilarse, ni a vicios abandonarse. En alas de la entereza, sin sobresaltos, tiempos turbios afrontó. El camino fue amigo, proveedor, escuela y lecho; en el sus pasos se han nutrido, crecido y aligerado, siempre bien cuidados. Gusta de ver las estrellas, a pesar de no saber nada de ellas, vuela, se acerca, descubre que son bellas. Las toma con sus ojos, en el fondo de lagunas negras se alojan soles rojos. La noche del cielo se acuna en su sueño. No detiene al cometa que surca sus aposentos, adorna los pensamientos con el polvo de esa estela. Caudal de luz que no ciega, en el sumerge su esencia y macera su burda coraza en el filón infinito de sabiduría y paciencia. Acopia en su peculio experiencias que sortearon las supersticiones del trece, la caprichosa fortuna del siete; partiendo de cero, su pasión jamás decrece. En estos días en los que el justo desconfía del honesto, se mueve en los mundos sensibles, no tan despacio que sospechen acecho, ni tan rápido como para que supongan huida. Hurgando en el ayer, reencuentra la vigencia del pasado; habla de lo poco que sabe, pero prefiere hacerlo de lo imaginado, vive con lo poco y mal aprendido, a menudo descubriendo haberlo malentendido; tiene un poco de todo lo que desea y todo de lo poco que necesita. Seguirá, hasta acabar de andar.

martes, 7 de septiembre de 2010

Quique fue un niño; falleció a los 14 años, pero si lo veías parecía de 8, flaco con el pellejo pegado a los huesos, pelirrojo, pecoso; se le iba la cabeza para todos lados, sólo podía estar sentado o acostado; era un triunfo lograr darle algo de alimento, pero se daba a querer, te contagiaba su risa (la que podías provocar alargando las erres en la terminación de las palabras) y así te dabas cuenta de que -aunque lo parecía- no era un muñeco. Él era un niño con parálisis cerebral, producto de casi morir ahogado en una cisterna a los 4 ó 5 años. Nunca supe si se daba cuenta de las cosas... lo extraño.

A Quique, el pecoso:

Tendido en una cama del sanatorio, donde no sabían como cuidarte, eras una calamidad para las enfermeras, tus padres desesperados por tu nula respuesta, turnándose las guardias, angustiados porque las exigencias del trabajo les impedían estar más tiempo contigo; tu familia en vilo, esperando lo peor.
Te fuiste una tarde cuando el sol en lo más alto estaba, quizá por eso me estremeció un repentino frío, mientras paseaba distraído. No había sabido nada de ti en varios días, tu salud siempre fue precaria. En esos momentos me sentía dividido, con el corazón puesto en un objetivo y la mente pendiente de tu destino.¿Cerraste tus ojos suspirando levemente?

Con ese último soplo me privaste de tu luz.

Supe que mis brazos no te sostendrían nunca más.
Te agrandaste al partir, tu ausencia me hizo sentir inmensamente triste.
Postrer bendición, besar tu frente fría, como metal, sin vida; tus ojos claros, cerrados, yo sé que me reconocían, en vida.
Un torrente de lágrimas regó tu camino hacia Dios, las mismas que florecerán los recuerdos, en el jardín de la memoria, donde vivirás hasta mi muerte.
Probablemente habrá ocasión para volver a verte, conocer el sonido de tu voz, ya no tendré que cargarte, los dos flotaremos, sin edad, sin penas.
Por ahora, cuando me acuerdo de ti, se proyecta en mi mente tu rostro infantil, tu cuerpecito esmirriado y lánguido; no eras nada mío, según las leyes arcaicas que rigen a la humanidad, pero te quise y te atendí, con afecto, cuidadosamente, lo mejor posible dentro de mis limitaciones.
Resultan insuficientes las palabras, el nudo en la garganta las moja, las retiene, al considerarlas son vanas; prefiero repasar las imágenes mentales y encontrarte sonriendo al evocarte.
Te sigo añorando Flaquito, ya nos veremos después.

viernes, 3 de septiembre de 2010

La semilla de una idea, apenas un indicio, buscando elementos, intentando surgir, latente, sin ataduras ni poses, pura, no se expone, tampoco se esconde, a nadie se rinde, menos pretende someter; todavía no hay quien se la adjudique, está sin existir, no prostituye su esencia, no quiere nada, simplemente ser, evitando vericuetos lingüísticos, rimbombantes términos desprecia, elude apegarse a recalcitrantes y confusas creencias, se niega a transformarse en eco, prefiere encontrar un hilo conductor entre un principio y un fin, sin importar la extensión; ambigua, mas precisando posiciones firmes y ciertas, en un camino ya andado, pero con pasos nuevos; libre en su libertad, sin deudas, con la virtud intacta, la inquietud es un lastre que no pesa. Se recicla, se renueva, las palabras acuden a ella; elige, usa sus reservas, a las extraviadas reencuentra, unas nuevas la seducen, en un bullicio de letras se concentra, ordena, anota, enmienda; considera, borra y agrega. La idea manda, aunque dude, a pesar de que se pierda, de alguna manera regresa.

jueves, 26 de agosto de 2010

Lluvia nocturna, te llevas el calor del animo, en tus charcos retienes el ímpetu de los peatones azorados, huyen de ti o se repliegan, indefensos ante tu voluble andanada, te maldicen y esperan. Caes intermitente, sin aviso, te apropias los espacios públicos; algunos pocos andantes gozan parsimoniosamente, sin reproches, tu frugalidad ó tu insistencia. Por largos minutos tus gritos luminosos son el sonido reinante en la ciudad, a dúo con el ulular del viento, en tu pista se mecen gráciles sombras, se inclinan los árboles al peso de tu caída, ahuyentas a los perros; atrasas los planes de los trasnochadores, les robas momentos inquietos, los impacientas, empapados de desesperación, su malicia se vierte contigo en las alcantarillas. Callejeros pernoctan bajo tu pertinaz presencia, ateridos entre el agua y el cemento, al cobijo de un cartón, refugiados del desamparo bajo un quicio bienhechor, enlazando su desdicha con las tibias garras del alcohol. Complicas el transitar, los reflejos que creas dificultan la visión, desdibujas las rutas; cayendo en cascada por los cristales, obligas al bullicio a reposar malhumorado. Vendedoras de placer en el barrio popular, desafían tus acuosas hordas con una fogata de basura, en la esquina oscura, esperando al inocente, al vil, al perdido y a los fisgones, estoicas remontan las sórdidas horas en que te apersonas. Has cambiado tus fechas de arribo, sucedes donde antes no, impredecible, haces mucha falta y cuando acudes resulta imposible reprimirte. No hay superficie que se libre de tu efecto, desbordas los envases que pretenden contenerte, omnipresente, como el aire y el polvo, dueña de la noche te acompaña el mezquino tiempo, surcas las sucias calles, todo resquicio rellenas, cabes en los pequeños poros de la piel citadina.

domingo, 22 de agosto de 2010

Detrás esas nubes plomizas, que braman amenazantes y lloran con furia, a pesar de la negación, brilla el sol. Hoy mi sombra tampoco se asomó. En este instante, no agradezco la eternidad porque es un fin interminable y la viviré sin ti; sobra mi presencia aún estando impar. Si la misma vida tiene fin, necio fui al pensar que a nuestro amor no le sucedería así. Ahora debo resignarme a tu ausencia en mi mañana. Este momento, para un futuro, temeroso lo esperaba, suceso desconocido por fin acaecido. Imposible anticiparlo. Atisbos de lo venidero, fugaces visiones, instaladas en el porvenir, se me presentaban sin aviso, breves y confusas, empero, el privilegio de poder descifrarlas no me pertenece, soy propietario de nada, pues sólo poseo el incierto sentido de sentirme vivo. Todo placer es pasajero, el sufrimiento gobierna y la tristeza se arraiga, como mala hierba, asfixiando el alma; desde ella emerge, marcándome con estigmas imborrables. Emito una débil voz, trémula, sollozos suplicantes, moribundo en orfandad; es la plegaria de un condenado en el estrato más bajo del infierno, cobayo del dolor. Busco afanosamente, a tientas, un asidero del cual aferrar mis caducas ilusiones, que perecerán incumplidas. Sombras, melancolía; infinita noche de tristeza hace brotar la sal de mis ojos sin luz. No habrá resurrección para mí si soy enterrado en el olvido; mis obras no ameritan redención, nadie reza ni suplica para mi alma la salvación.


Vi venir a la muerte, dando su alivio a los agonizantes, lo mismo a los justos y a los réprobos, cortando con igual esmero las almas lozanas y las ajadas; tendí mis manos para aferrarme de su oscuro manto, pasó de largo causándome estupor, buena o mala, pero esta es mi suerte.

Cubriendo va la noche el horizonte, por la senda larga y tortuosa comienzo la marcha; un poco de luz detrás, negrura en lontananza. Recuerdo haber pasado junto a una advertencia que no leí. Sin ocasión para volver sobre mis huellas, exánime arrastro cada paso, languideciendo ¿a mitad de la jornada?


Me encuentro una vez más en la encrucijada, a punto de tomar una decisión, sin certeza de que será la adecuada. Con la vista clara, después del llanto, tratando de no reincidir en los yerros, andaré otro tanto.

martes, 17 de agosto de 2010

Quietud en el origen, ningún movimiento, calma total.
Ausencia de luz, fronteras borradas, cero, existencia nonata.
No hay reflejos o vibraciones, inerme yace el principio sobre el final.
El silencio emite su voz imperturbable, el tiempo no transcurre.
Donde siempre y jamás es lo mismo.
Sombras, ecos, pensamientos y emociones, latentes, pacientemente aguardan.
Inercia esperando la primera pulsación, espontánea explosión o soplo divino.
Ni un átomo para registrar algún principio no atestiguado.
Sin punto de partida no hay regreso, estático.
Un lago insondable de esencias sin vida, no muertas, inanimadas.
Insensibilidad, que no indiferencia, expectación en un ciclo sin pausas que al no comenzar nunca acaba, paradisiaco infierno, lucidez demencial, opuestos anulados, ni bien ni mal, el leve mecerse del perenne ente.
Sencillamente nada.

jueves, 12 de agosto de 2010

Un camino divisor, que tergiversa, contradice.
Palpitar, pausa, respiro, movimiento infinito,
en el reducto breve de la vida.
Ser y dejar de ser, simbiosis interminable.
Energía mutable, incontenible, activa,
en su instante de aguardar, ansiosa, pasiva.
La indefinible raya entre idear, decir y hacer,
esos paréntesis de nada, a veces prolongados indefinidamente,
flotar inconsciente, paralelo al tiempo, ajeno momentáneamente.
Elementos desconocidos, materia prima preciosa, invisibles,
abundan en los sueños, aleatorios.
Alternadamente existen, perecen, reviven persistentemente.
Duermen en los ojos despiertos,
musitan medio tono más bajo que el silencio,
semánticas burdas no atinan a esclarecerlos.
Efluvios etéreos del subconsciente,
huellas sobre el piélago de la mente,
imágenes carentes de toda lógica, desarticuladas,
intentan ordenarse en la retórica.
Logos que hablan al oído de la imaginación,
mensajes cifrados para la intuición.
Innumerables conexiones dinámicas,
determinan funciones somáticas.
Apariciones fugaces desvaneciéndose,
a cuentagotas o raudales esparciéndose.
Insistir en teorizarlas,
en el transcurso creativo,
para lograr materializarlas.
¿A qué obedecen si jamás fenecen?

lunes, 9 de agosto de 2010

Se queda la mirada perdida,
el alma no halla consuelo,
inviertes horas insulsas,
implorando al cielo
te devuelva el denuedo
o te excluya de la vida.
Vives dentro de un mal sueño,
enfrentas débil al temor,
intentando paliar el daño,
claudicas ante el dolor.
Te rindes a la añoranza,
sientes menguar la fe,
agoniza toda promesa,
es cruel seguir de pie.
Las horas son una daga,
que hieren sin compasión,
lento ahondan la llaga,
matando toda emoción.
Negras fosas sin vitalidad,
extinguen en si toda luz,
el azar designa fatalidad,
sin reclamo llevas la cruz.
Letanía de lamentos,
arrinconado en la pena,
derruidos los adentros,
a soledad se condenan.
Oscuro futuro,
prendido a la esperanza,
incierto sentimiento,
preservarla a ultranza.
En caliginosa y sombría tarde,
sientes que tu espíritu aún arde.

jueves, 5 de agosto de 2010

Un malestar general, no es necesariamente, asunto de muchos.
Porque aún viviendo en comunidad, estamos aislados, alejados.
Sin embargo un suceso individual, personal, puede convertirse en tema público.
Hasta entre familiares se guardan secretos y luego se escucha en la calle lo que en casa se calla.
Sin duda en todas las familias hay un inadaptado, un disidente transgresor de las buenas costumbres y los propósitos de bien vivir.
Un vicioso sin hábitos, de modales forzados, cariñoso pero amargado, trasnochador solitario; seguro puedes contar con él, pero no sabes cuándo.
Por supuesto no generalizo, sin embargo en un grupo numeroso de consanguíneos, que viven bajo el mismo techo, una cantidad incontable de años, invariablemente se puede encontrar entre ellos al sempiterno soñador, frustrado futbolista, boxeador noqueado por sus indecisiones, músico orquestador de problemas, experto en pequeñas reparaciones domésticas, coordinador especialista incomprendido; increíblemente posee una memoria fabulosa para detalles que otros considerarían poco importantes, si tienes tiempo para escucharlo te cuenta las anécdotas más simpáticas (en parte ciertas, en parte fantasías suyas, que nunca se atrevió a realizar) de él y de otros, borracho alegre de discursos trascendentes; repetidamente termina llorando por una mujer, oscuramente descrita, necesariamente mala, la cual fue incapaz de valorarlo; en suma el alma de la fiesta, siempre acaba enojado porque nadie lo toma en serio.
Bienintencionado procrastinador; al fin ya vendrá otro verano, con unos golpes se arregla, otra gotera, otra cubeta.
Aunque se sienta desmoronado en su interior, su fachada muestra firmeza, en una mueca de amargura, soledad y desánimo.
Esperando una definitiva Parusía o que alguna profecía sea verdaderamente atinada; mejor aún, ser abducido por alguna civilización de allende la vía láctea, inimaginablemente desarrollada, la cual le proporcionara un modo de vida distinto al conocido en este planeta; sin descontar la posibilidad ser desintegrado, con la mayoría de la población, en un eventual conflicto nuclear.
Con los mejores deseos del año pasado, para el presente y el venidero.



Rockdrigo "El profeta del nopal" (autor de la canción), te recuerdo hoy; sea cual sea el sitio donde te encuentres, deseo estés mejor de lo que pudiste haber estado, cuando habitabas en el mundo.

martes, 3 de agosto de 2010

Entre los sueños y la realidad pervivo,
añorando a la naturaleza,
que hace tanto no visito.
Subsisto entre moles de hierro,
cristal y concreto,
evocando titanes verdes
que tocan el cielo.
Otrora la vista se perdía,
corriendo con los ríos,
en verdes paisajes;
ahora yermas zonas de asfalto
cubren henchidos drenajes.
Lo caminos naturales del valle,
cambiados a inverosímiles calles.
Un poco de verdor,
bañado por cáusticas lágrimas,
asfixiante gris en derredor.
En la cuenca de gran altitud,
por imponentes sierras circundada,
hacinada se halla la multitud;
dentro de ella vive enajenada,
gente llegada de toda latitud,
ingente población desesperada,
a esta tierra robo la virtud.
Antiguamente divino lar,
es hoy moderno muladar.
Buscando una razón de ser pululan,
apresurados por cumplir persisten,
afectadamente a toda hora deambulan,
sobreviviendo profecías languidecen.
De la soledad a la oscuridad,
ostentando inquebrantable tenacidad,
presumiendo improbable eternidad,
sin derrotero prosigue la humanidad,
sin lealtad entre ella y la individualidad.
Las ciudades son antinaturales,
corazones artificiales, agonizantes.